-Max en el fin del mundo-
Diario de Max del 12 de Junio de 2010
(Capítulo 6.2)
Empiezo a sentirme confundido. Many ha pasado los últimos dos días haciéndome preguntas extrañas “¿Qué es lo que más temes?” “¿Porqué las aves no hacen su nido en el agua?” y otro tipo de preguntas así medio confusas. No hemos empezado el entrenamiento, no he hecho nada de ejercicio. Aquí, en el templo de Many (que es una casa grande con pocos muebles, mucha naturaleza y adornos simbólicos) paso las horas limpiando, cortando algunas plantas, barriendo y arrastrando un cepillo enorme en una especie de jardín de arena. De hecho pasó algo raro ahí: Se supone que la arena debe quedar plana en todo el cajón, pero con el viento y la humedad del aire la arena se acumula en ciertos rincones, creando pequeñas acumulaciones sólidas que deben ser golpeadas con fuerza para que se aplasten. Yo hacía eso cuando Polet me vio. Yo estaba luchando con fuerza contra los pequeños montículos de arena acumulada y ella se acercó para mostrarme que pueden deshacerse con movimientos suaves y tranquilos “no requieres violencia si tu objetivo verdaderamente es disolver el problema” ha dicho, y después se fue. Todos hablan así de extraño en este lugar. Me pasó igual con Ramón. Él es un músico excelente. Un día lo vi practicando su guitarra en el salón de meditación, era una canción hermosa. Me acerqué y le dije “tocas muy bien” y él me contestó “En realidad la guitarra me toca a mí. Tienes que entender que somos vehículos de voluntad, nosotros somos medios en que se mueve el deseo de la guitarra de hacer música. Si hago caso a la voluntad de la guitarra, entonces nunca dejará de sonar no importa que me pase, por ejemplo, si pierdo una de mis manos, ella hallará el modo de usar mi píe para seguir sonando. A lo mejor ahora no lo entiendes, pero después se volverá claro. Con el tiempo vas a entender que así es como las personas podemos conseguir grandes cosas, dándonos cuenta que somos un medio entre un origen y un fin, nada más. Eso está bien chido porque así te mantienes centrado en tu objetivo, te haces humilde y además lograrás resolver problemas. ¡Jajaja! Creo que te dije demasiado”.
Y tal vez tuvo razón, no entendí mucho de lo que decía. Me cuesta mucho comprender el motivo de sus “consejos” y las tareas que me ponen a hacer.
Fuera de eso, lo único que Many me ha enseñado (porque ni siquiera él me enseño a cocinar, eso lo hizo Yola; tampoco me enseñó a limpiar, ese fue Gabs) ha sido a meditar, o al menos eso intenta. Por ahora me pide que cierre los ojos mientras tengo las piernas en posición de Loto. Pero no sé exactamente que debo pensar o que debo de recordar mientras lo hago.
Temo que nada de esto tenga utilidad para salvar a mi amiga. Además, Many se rehusó a explicarme eso de sus profecías. Tampoco ha querido decirme cómo es que sabe de la existencia de Alepz y de Sandra.
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