Escéptico y pesimista empedernido, Saramago levantó su voz en numerosas ocasiones contra las injusticias, la Iglesia y los grandes poderes económicos, a los que veía como las grandes enfermedades de su tiempo.
"Estamos todos hundidos en la mierda del mundo y no se puede ser optimista. El que es optimista, o es estúpido, o insensible, o millonario"dijo en diciembre de 2008 durante la presentación en Madrid de Las pequeñas memorias, una obra en la que recuerda su infancia entre los 5 y los 14 años.
El autor de El Evangelio según Jesucristo y Ensayo sobre la ceguera estaba preparando actualmente un libro sobre la industria del armamento.
"No será sobre el Corán, pero será sobre algo tan importante como todos los coranes del mundo: por qué no hay huelgas en la industria del armamento", "una huelga en la que los obreros (...) dijeran: 'No construimos más armas''explicó en noviembre en Madrid.
"Todo el mundo tiene armas", vivimos en "una sociedad de violencia" que "es aceptada" y "la televisión nos está diciendo todos los días que la vida humana no tiene ninguna importancia"dijo entonces.
Entre las obras del autor portugués, que comenzó su carrera literaria como poeta, figuran El año de la muerte de Ricardo Reis, La balsa de piedra y La caverna.
Saramago "ha sido el más firme heredero de una larga tradición: el iberismo portugués. Pocos como él han amado y conocido tan profundamente nuestras dos culturas"declaró la directora del Instituto Cervantes, Carmen Caffarel.
"Fue un escritor arriesgado y sin concesiones, que supo mirar con su agudo sentido crítico muchas de nuestras llagas: la muerte, las guerras, los abusos del poder"elogió.
El Cabildo (diputación provincial) de Gran Ganaria destacó en un comunicado
"La enorme calidad literaria del ganador del Premio Nobel y el firme y sólido compromiso ético y moral que mantuvo durante toda su carrera".
Via | La Jornada
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